La tecnología ha cambiado la forma en que vivimos. Podemos conectarnos con personas de todo el mundo en un instante. Podemos gestionar nuestros calendarios, nuestras tareas diarias e incluso nuestras finanzas con solo hacer clic en un botón. La tecnología también nos ha brindado nuevas formas de gestionar nuestra salud mental.
Si estás considerando la psicoterapia, la terapia virtual ahora es una opción. Pero, ¿es realmente mejor que la terapia presencial cuando se trata de gestionar los problemas más delicados? ¿Cuáles son los pros y los contras de la terapia presencial frente a la virtual?
Terapia virtual frente a terapia presencial: la ciencia
La terapia presencial implica sesiones cara a cara en las que usted se sienta junto con su terapeuta para discutir sus inquietudes y recibir tratamiento. La terapia presencial a menudo se considera una terapia tradicional. Era la única opción de tratamiento antes de que se crearan las plataformas virtuales. Hoy en día, muchos siguen prefiriendo la terapia presencial. Y los estudios sugieren que podría seguir siendo el estándar de oro.
Según una investigación publicada en el Journal of Frontiers in Psychology, la terapia presencial podría ser más eficaz que la terapia virtual. El estudio de 2021 incluyó a 1.257 terapeutas que recientemente habían pasado de sesiones presenciales a sesiones virtuales (telesalud). Los datos se recopilaron tan pronto como los terapeutas cambiaron a la telesalud, así como tres meses después para medir las diferencias.
Los resultados mostraron que los terapeutas experimentaron varios desafíos con la terapia virtual, incluidas dificultades con la conexión emocional, distracciones, privacidad y límites. Todo esto tuvo un efecto negativo en la relación entre el cliente y el proveedor, y en la calidad de la terapia. Los desafíos también aumentaron las actitudes negativas hacia la teleterapia en sí.
Después de tres meses, el ritmo al que ocurrieron estos desafíos disminuyó, excepto las distracciones, que aumentaron.
Los estudios científicos, como este, pueden ayudarnos a evaluar las ventajas y desventajas de cada método de terapia. Pero el éxito del tratamiento también depende de su nivel de comodidad durante las sesiones. Considere cada pro y contra de la terapia virtual y en persona y considere cómo podría afectar su experiencia general.
Terapia en persona: ventajas
Las sesiones cara a cara resultan incómodas para algunos, pero conducen a una mayor conexión con el terapeuta para otros. Considere algunos de estos beneficios de la terapia en persona.
Conexión emocional más fuerte
La naturaleza presencial de la terapia cara a cara puede proporcionar cualidades que pueden ayudar a los terapeutas y a sus clientes a construir un vínculo de confianza y comprensión entre sí.
Por ejemplo, ¿alguna vez has sentido que tienes conversaciones más profundas con las personas cuando estás con ellas en persona, en lugar de hacerlo por teléfono? Tal vez hagas contacto visual o te sientas más seguro cuando estás físicamente cerca de ellos. O tal vez te sientas más presente y puedas manejar mejor la vibra del intercambio personal.
A veces, una conexión cara a cara puede ayudar a las personas a desarrollarse de una manera que les permita abrirse y hablar sobre lo que sea que les haya estado preocupando.
Las sesiones presenciales también brindan a los terapeutas la oportunidad de observar el lenguaje corporal del cliente durante una reunión. La forma en que sostiene su cuerpo o se mueve durante una conversación puede brindarle una idea de cómo se siente. Proporciona una vía más para ayudar al terapeuta a generar conversaciones más útiles durante una sesión.
Menos distracciones
La mayoría de las sesiones presenciales se llevan a cabo en el consultorio de un terapeuta. La oficina generalmente está configurada para sentirse cálida y acogedora y para ayudarlo a sentirse cómodo cuando ingresa a la sesión. Por lo general, el terapeuta puede asegurarse de que la habitación esté en silencio y que las distracciones no interrumpan el trabajo que ustedes dos harán juntos.
Además, cuando ingresa a una sesión de terapia en persona, su terapeuta puede pedirle que ponga su teléfono en silencio o que lo guarde por completo. Hacerlo ayuda a garantizar que pueda prestar toda su atención a su sesión.
Privacidad mejorada
Las sesiones de terapia presenciales ofrecen privacidad. Las sesiones están cerradas a otras personas que no hayan sido invitadas por el terapeuta o el propio cliente. Entonces, todo lo que se diga durante la sesión queda entre usted y su terapeuta.
Además, la mayoría de los consultorios de terapia tienen políticas específicas diseñadas para proteger la privacidad del cliente. Por ejemplo, otras personas normalmente no pueden entrar a la sala una vez que la puerta está cerrada durante la sesión. La puerta cerrada puede ayudarle a sentirse más a gusto y a sentirse más cómodo compartiendo pensamientos y experiencias.
No se requieren suministros adicionales
No necesitas acceso a un teléfono inteligente, una computadora portátil o incluso Wi-Fi para asistir a una sesión de terapia en persona. Todo lo que tienes que hacer es presentarte y hacer lo mejor que puedas para ser abierto y honesto.
Si bien el costo de las sesiones de terapia puede ser significativo, las sesiones en persona no requieren que usted pague por suministros adicionales como una computadora portátil o acceso a Internet. Por este motivo, la terapia presencial podría resultar más accesible que la teleterapia, especialmente para personas con menos recursos. Hay algunos programas que brindan acceso a atención de salud mental pero no necesariamente brindan equipos para atención virtual.
Terapia en persona: Contras
Aunque hay varios beneficios que la terapia presencial puede brindar, también hay algunos aspectos negativos cuando la comparas con la telesalud. Dependiendo de las necesidades y la situación únicas de una persona, estas desventajas pueden significar que las sesiones virtuales sean más adecuadas.
Menos terapeutas
Una desventaja importante de la terapia en persona es que limita la cantidad de profesionales de salud mental a los que una persona tiene acceso. El acceso puede ser un problema importante para las personas que viven en zonas rurales o de bajos ingresos.
En estas áreas, a menudo denominadas "desiertos de atención médica", hay un número limitado de profesionales de la salud en general y aún menos profesionales de la salud mental. Es posible que haya largas listas de espera para ver a un terapeuta o que tenga que viajar varias horas para buscar atención de salud mental.
Además, los terapeutas de estas áreas pueden estar agotados debido a la gran demanda y es posible que no puedan brindar la mejor atención posible. A veces, las largas listas de espera pueden incluso disuadir a las personas de buscar ayuda, ya que en realidad no pueden acceder a la atención médica inmediatamente cuando la necesitan.
Tiempo de viaje
La terapia en persona requiere que agregue un tiempo de viaje a su horario. Si el consultorio de su terapeuta está cerca, entonces el tiempo agregado podría ser mínimo. Sin embargo, si su proveedor está más lejos, el viaje puede requerir que cambie otras prioridades para poder acceder a la atención.
Este compromiso de tiempo adicional podría disuadir a alguien de evitar el tratamiento. O podría llevar a un cliente a trabajar con un terapeuta cercano, pero que no encaja bien.
Terapia virtual: ventajas
En una sesión de terapia virtual, el terapeuta y el cliente no ocupan la misma habitación física. En cambio, comparten un espacio virtual en línea. Esto permite que tanto el cliente como el terapeuta permanezcan en sus propios entornos.
Si bien la conveniencia de esta configuración parece atractiva, aún no sabemos si ofrece ventajas claras. El campo de la psicología aún está recopilando más información sobre la teleterapia para comprender mejor su práctica. Actualmente, las investigaciones muestran que no existe diferencia en las tasas de abandono de los participantes entre la terapia virtual y la presencial. Hay varias razones por las que las personas podrían preferir la opción virtual.
Mayor acceso a terapeutas
En la mayoría de los casos, la terapia virtual puede aumentar su acceso a la atención de salud mental. Las sesiones virtuales le permiten ver proveedores independientemente de dónde se encuentren, lo que aumenta su acceso a diferentes tipos de terapia y diferentes tipos de terapeutas con diversos antecedentes. Por ejemplo, es posible que pueda encontrar un proveedor que hable su idioma nativo o que practique un enfoque holístico que le interese.
Telesalud crea la oportunidad de reducir (y con suerte eliminar) la existencia de desiertos de atención médica. Y, con más terapeutas para elegir, puede reducir el tiempo que pasa en lista de espera antes de recibir atención.
Sin tiempo de viaje
Telesalud es una excelente opción para las personas que tienen agendas llenas o que simplemente no quieren tener que conducir hasta el consultorio de un terapeuta para recibir atención. Elimina de la ecuación el estrés del tiempo de viaje y puede facilitar que las personas incorporen la atención de salud mental en sus rutinas diarias. En lugar de tener que viajar hacia y desde una cita, puede acceder a la atención desde casi cualquier lugar.
Más conveniente
Otra ventaja de la terapia virtual es la flexibilidad de horarios. Por ejemplo, puede programar una sesión de telesalud antes de comenzar a trabajar por la mañana, durante la pausa del almuerzo o inmediatamente después de cerrar la sesión. Una mayor comodidad podría alentar a algunas personas a trabajar con un profesional de salud mental y también aliviar los pensamientos sobre no tener suficiente tiempo para satisfacer las necesidades de salud mental.
Terapia virtual: Contras
Debido a que la terapia virtual es nueva, f altan estudios que examinen la atención a largo plazo en un entorno virtual. Los terapeutas encuestados en el estudio Frontiers de 2021 acababan de cambiar a sesiones virtuales. Estaban aprendiendo algo nuevo y tratando de realizar sesiones en un formato diferente al que estaban acostumbrados tradicionalmente. Por lo tanto, el impacto de ciertas barreras puede haber sido más significativo.
El estudio también señaló que la mayoría de estos desafíos fueron superados por los terapeutas en tres meses. Y que los terapeutas más experimentados informaron menos dificultades que los profesionales más nuevos.
Sin embargo, más de un estudio ha encontrado que la terapia virtual puede afectar negativamente la calidad del tratamiento. Los hallazgos del Journal of Medical Internet Research muestran que muchos psicoterapeutas creen que la terapia virtual puede generar más desventajas y riesgos que las sesiones en persona. Además, el estudio encontró que los terapeutas con menos experiencia tenían mayores asociaciones negativas con la telesalud que los proveedores con más experiencia.
Conexión emocional interrumpida
Según el estudio Frontiers, los terapeutas informaron que las sesiones de terapia virtual hacían más difícil establecer una conexión emocional. Construir una buena relación y establecer una relación sólida entre el cliente y el proveedor es imperativo porque permiten que los clientes se sientan vistos, escuchados y comprendidos.
Cuando esta conexión no es fuerte, es posible que sientas que no puedes abrirte. Podrías evitar hablar sobre los pensamientos, comportamientos o acontecimientos de la vida que te llevaron a terapia en primer lugar.
Según el estudio, las sesiones de terapia virtual también hicieron que fuera más difícil para el terapeuta leer las emociones y aún más difícil expresar o sentir empatía durante las sesiones.
Más distracciones
El estudio de 2021 también encontró que las sesiones de terapia de telesalud implican más distracciones tanto para los terapeutas como para los clientes. Por ejemplo, durante una sesión puede haber alguien llamando a una puerta, niños corriendo para ver qué estás haciendo o mascotas arrastrándose para sentarse en tu regazo. Además, es posible que haya mucho ruido en tu casa o que lleguen invitados inesperados en medio de una conversación.
Hay muchas interrupciones que podrían desviar tu atención de una sesión de terapia. Estas distracciones pueden hacer que sea más difícil abordar los pensamientos y problemas que desea discutir durante su tiempo en terapia.
Dificultades técnicas
No es necesario ser un gurú de la tecnología para utilizar la terapia virtual. Pero algo de experiencia en tecnología podría ser útil.
El éxito de la terapia virtual depende completamente de la tecnología. Si el Wi-Fi se apaga, una computadora se congela o la plataforma de telesalud no funciona de manera constante, su sesión se ve afectada. Estos desafíos tienen un fuerte impacto en su experiencia terapéutica general.
Además, es posible que algunas personas no se sientan completamente cómodas usando la tecnología por una razón u otra. O bien, es posible que no aprecien la presión de estar frente a la cámara, especialmente si ya experimentan fatiga de Zoom en su entorno de trabajo.
Sin garantía de privacidad
Encontrar privacidad en casa no siempre es fácil. Por esta razón, las sesiones de terapia virtual pueden ser un desafío porque un terapeuta no puede garantizar ni proteger la privacidad de una persona al otro lado de la pantalla.
Es posible que algunas personas no tengan acceso constante a un espacio seguro, tranquilo y privado donde puedan sentirse cómodas realizando sesiones de teleterapia. En estos casos, es posible que tema que otras personas de la casa entren en la habitación o escuchen sus conversaciones privadas con su terapeuta. Como resultado, es posible que no compartas ciertos aspectos de tu vida que es importante que el terapeuta comprenda.
Más difícil establecer límites
Según el estudio de 2021, los terapeutas informaron que tenían más desafíos para establecer límites con sus clientes mientras facilitaban sesiones de terapia virtual.
Puede resultar más difícil para los terapeutas establecer un espacio profesional cuando trabajan desde casa. O puede resultar difícil para los profesionales mantener en privado ciertos aspectos de su vida personal debido a la posibilidad de interrupciones de sus seres queridos en su lado de la pantalla.
Si es difícil establecer y mantener límites, puede resultar complicado establecer una relación adecuada entre cliente y terapeuta, lo que podría comprometer la calidad de la atención.
Requiere suministros adicionales
Aunque la telesalud puede aumentar el acceso de una persona a los proveedores de atención médica disponibles, puede influir negativamente en la accesibilidad de otras maneras.
Por ejemplo, para asistir a sesiones de terapia virtual es necesario tener una computadora, un espacio privado y acceso a internet. Estas pueden parecer soluciones fáciles para algunos. Sin embargo, pueden crear una mayor carga financiera y una fuente de estrés para los demás.
Cómo elegir la mejor opción para ti
Muchos proveedores ofrecen sesiones de terapia tanto virtuales como presenciales a sus clientes. Por lo tanto, es posible que pruebes ambas configuraciones y veas cuál te hace sentir más cómodo. Si es la primera vez que exploras la terapia, debes saber que pueden pasar algunas sesiones antes de que te sientas conectado con tu terapeuta, así que no te desanimes si tanto la terapia virtual como la presencial te resultan un poco incómodas al principio.
Lo más importante es que estés cuidando tu salud mental. Explorar los pros y los contras de la terapia virtual y presencial es solo una parte del proceso terapéutico. Considere estos factores al decidir cuál es la mejor opción.
Prioriza tus necesidades
Al final del día, usted es la única persona que sabe si la terapia presencial o virtual es mejor para usted. Piensa en qué entorno te sentirías más cómodo y ten en cuenta cómo te sientes acerca del uso de la tecnología.
Puede consultar la lista de pros y contras anterior para ayudarle a tomar una decisión informada. Luego, sopese los pros y los contras desde su perspectiva. Es posible que algunas desventajas no tengan una gran influencia y ciertas ventajas pueden tener un gran impacto. Lo importante es que pienses en tus propios deseos y necesidades y luego partas de ahí.
Evalúa tu horario
Para muchas personas, el tiempo es una enorme barrera para acceder a la atención de salud mental. Por lo tanto, puede resultarle útil reflexionar sobre su agenda y la cantidad de tiempo que puede dedicar a las sesiones de terapia.
¿Parece realista incluir en su agenda el tiempo de viaje hacia y desde las sesiones? ¿Hay algún profesional de salud mental cerca al que pueda trasladarse razonablemente? ¿Puedes asumir este compromiso mientras dure la terapia?
Hazte estas preguntas y reflexiona sobre cómo te hace sentir tu horario actual mental, física y emocionalmente. Luego, utilice esas reflexiones para ayudarle a tomar la decisión que mejor se adapte a su estilo de vida.
Explora tus recursos
Otro elemento a tener en cuenta a la hora de decidir entre terapia presencial y virtual son los recursos con los que cuentas. ¿Tiene acceso constante a un espacio privado y tranquilo? ¿Tendrás acceso a una computadora y podrás conectarte a Internet? ¿Te sientes cómodo usando la tecnología?
Si respondió no a alguna de estas preguntas, entonces tal vez las sesiones de terapia virtual no sean la mejor opción para usted. Las sesiones en persona pueden ayudarle a evitar estos obstáculos.
Considere el seguro
Si bien el costo de la terapia puede variar, la terapia presencial y virtual generalmente se ofrecen a precios comparables. Sin embargo, es posible que su proveedor de seguros no cubra uno u otro. Tradicionalmente, si un proveedor de seguros cubría servicios de salud mental, se suponía que esos servicios se ofrecerían cara a cara. Pero ahora muchas aseguradoras han añadido la opción de la terapia virtual. Pero si desea que un seguro cubra su atención, debe comunicarse con su proveedor para obtener detalles sobre qué está cubierto y qué no.
Una vez que tenga en cuenta sus necesidades, preferencias y recursos individuales, debería tener una mejor idea sobre si la terapia virtual o en persona sería mejor para usted. Si te decides por una opción y resulta que no encaja bien, siempre puedes probar la otra. Sea suave consigo mismo y recuerde que todos sus esfuerzos son un acto de cuidado personal.