Cómo ayudar a un niño pequeño o a un niño que sufre una crisis nerviosa

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Cómo ayudar a un niño pequeño o a un niño que sufre una crisis nerviosa
Cómo ayudar a un niño pequeño o a un niño que sufre una crisis nerviosa
Anonim

¡Maneja las crisis e incluso prevídelas con estos sencillos consejos!

Niña llorando en el restaurante.
Niña llorando en el restaurante.

Los terribles dos, los traicioneros tres y los feroces cuatro. Este es el momento en que los niños pequeños descubren sus emociones, opiniones y miedos. También es cuando surgen las crisis de los niños pequeños. ¿Cómo se ayuda a un niño que está teniendo una crisis? ¿Y cómo se pueden prevenir por completo? Estos consejos y trucos pueden ayudar a que estos momentos sean mucho más llevaderos.

Cómo ayudar a un niño que está teniendo una crisis

A medida que su niño pequeño pasa a la etapa de crisis, utilice estas técnicas para ayudarlo a calmarse.

Implementar la escucha activa

Todo el mundo quiere sentirse visto y escuchado. La escucha activa es una forma de comunicación que prioriza estas necesidades. Cuando su niño pequeño esté teniendo un ataque de nervios, deje de hacer lo que esté haciendo y elimine cualquier distracción. Apaga la televisión, baja el volumen de la radio en el auto y pide a otros hermanos que guarden silencio mientras abordas este tema.

Entonces, ponte a su nivel. Esto significa arrodillarse en el suelo de modo que esté a la altura de los ojos de su hijo. Pregúnteles con calma qué ocurre y luego déjeles la palabra. No interrumpas hasta que hayan terminado. Si todavía no hablan, hágales preguntas de sí y no para que puedan darle una idea del problema. Mientras se lleva a cabo este intercambio, mantenga el contacto visual, asienta y muestre una preocupación genuina. Una vez que determine la causa del colapso de su hijo, reconozca sus sentimientos y brinde posibles soluciones.

Considere posibles desencadenantes

Cuando un bebé llora, los padres automáticamente se preguntan si está seco, tiene hambre, tiene demasiado calor o demasiado frío. ¿Por qué esta inclinación cesa repentinamente una vez que son niños pequeños? Cuando ocurra una rabieta o una crisis, pregúntese:

  • ¿Podrían tener hambre?
  • ¿Están mojados?
  • ¿Se acerca la hora de la siesta?
  • ¿Dormieron bien anoche?
  • ¿Ha sido un día abrumador? (por ejemplo, fueron a la escuela, vieron a familiares, ejercieron mucha energía, etc.)
  • ¿No han recibido suficiente atención?
  • ¿Se sienten apurados?
  • ¿Están abrumados?
  • ¿Se sienten enfermos?

Los niños no siempre reconocen por qué están molestos. Es trabajo de los padres descifrar el problema y brindar posibles soluciones.

Cambia tu entorno

Si su niño pequeño está teniendo un colapso, podría deberse a una sobrecarga sensorial. La mejor manera de abordar este desencadenante es simplemente ir a otro lugar. Si bien esto puede resultar inconveniente a veces, es importante recordar que los niños pequeños son más sensibles a ciertos estímulos, como ruidos fuertes, luces brillantes o ciertos tipos de contacto (por ejemplo, cuando el médico examina sus oídos). Esto puede hacer que los centros comerciales ruidosos, las tiendas de comestibles abarrotadas y los consultorios médicos sean lugares ideales para que ocurran estos arrebatos. Por lo tanto, toma lo que necesitas y sal de manera oportuna, especialmente si se acerca la hora de la siesta o de la comida.

Crear un desvío

La magia detrás de cualquier truco siempre radica en la distracción que proporciona el asistente del mago. La misma premisa se aplica para detener una rabieta. Si desea detener el arrebato, busque formas creativas de desviar su atención de lo que sea que lo esté molestando. ¡Canta una canción, pregúntale si quiere jugar contigo o empieza a actuar como un tonto! Los juguetes inquietos también pueden ser una gran solución en estas situaciones porque reducen el estrés y brindan una distracción enfocada.

Corrige sus acciones

¿Qué están haciendo mal? Usted y yo sabemos que golpear y tirar juguetes es un mal comportamiento, pero es posible que no sea así. Es su trabajo como padre redirigir estas acciones. Si te tira algo, recógelo y con calma devuélvelo a sus manos, pero no lo sueltes. En su lugar, diga: "No tiramos. COLOCAMOS los juguetes". Mientras dice esto, guíe su mano y pídale que deje el juguete lentamente. Esto convierte este momento de los 'terribles dos' en una oportunidad de aprendizaje.

Tómate un descanso

A veces todos necesitamos dejar salir nuestras emociones. Cuando su niño pequeño parezca poco receptivo a las posibles soluciones, déle un tiempo de espera de cinco minutos. Colóquelo en un espacio seguro como su habitación (si es a prueba de bebés) o su cuna. Hágales saber que les permitirá tomar un descanso y que regresará en cinco minutos una vez que se hayan calmado. Inicialmente, esto puede hacer que la crisis se intensifique, pero hay algo menos satisfactorio en gritar sin audiencia. Cuando regrese, pregúnteles con calma si les gustaría reunirse con usted. Si se enfada de nuevo, hazle saber que le vas a dar otros cinco minutos.

Cómo prevenir una crisis

Siempre es bueno saber cómo detener una crisis, pero lo mejor es cómo evitar que suceda por completo.

Ayude a su niño pequeño a identificar diferentes sentimientos

Los niños pequeños tienen problemas para identificar sus sentimientos. La mejor manera de solucionar este problema es imprimir fotografías de personas enojadas, tristes, felices, hambrientas y cansadas. A medida que su hijo tenga estos diversos sentimientos, muéstrele estas "fichas" y pregúntele si la imagen muestra cómo se siente. "¿Estas triste?" "¿Esto te vuelve ENOJADO?" "¿Tienes HAMBRE?" Con el tiempo, esto les ayudará a identificar estas emociones. Mantén las tarjetas contigo y, a medida que surjan estas situaciones, ellos podrán señalar rápidamente el problema y limitar la duración de la rabieta.

Dales opciones

Madre e hija eligiendo donut en una cafetería
Madre e hija eligiendo donut en una cafetería

Los niños pequeños anhelan el control. Si les das pequeñas victorias, a la larga serán más felices y cooperarán más. Por ejemplo, cuando vayan a vestirse, déjeles que escojan sus pantalones, camisa, calcetines y chaqueta. La clave del éxito es sólo dar dos opciones para decidir entre dos pares de pantalones, dos sombreros y dos pares de zapatos.

Esta actividad de repente les da mucho poder. Tomaron varias decisiones y usted apoyó esas decisiones. Los padres pueden brindarles estas oportunidades al seleccionar un refrigerio, elegir una verdura para la cena y durante las tareas antes de acostarse. Por ejemplo, "¿Qué quieres hacer primero: bañarte o cepillarte los dientes?" Es necesario realizar ambas actividades, pero sienten que tienen algo de poder en su rutina nocturna. Esto puede ayudar con las crisis nerviosas de los niños pequeños a la hora de acostarse.

Cíñete a un horario

Los niños prosperan según los horarios. Mantenga constantes sus horas de siesta, hora de acostarse y hora de comer. Intente hacer sus recados y reservar las citas con el médico en el mismo horario todos los días. Esto le permite a su niño anticipar ciertas actividades, eliminando el elemento sorpresa, que a veces puede provocar rabietas.

Establezca expectativas con anticipación

Si tienes una mañana ocupada por delante, ¡díselo a tu pequeño! "Tenemos tres tiendas a las que ir hoy y luego mamá tiene que ir al médico. Traeré muchos juegos y bocadillos, así que necesito que te portes bien". A medida que avance en las diversas tareas pendientes de su lista, infórmeles lo que sigue a continuación. Esta es otra forma sencilla de eliminar el elemento sorpresa y ayudarles a saber qué esperar. Esta misma premisa debería aplicarse también a los castigos. "Entiendo que estés frustrado, pero no tiramos cosas. Si tiras otro juguete, tendrás un tiempo muerto."

Haz tiempo para tu hijo

A veces, las rabietas están ligadas a la necesidad de sentirse amado y valorado. Tu bebé necesita tu atención. La vida se vuelve ajetreada y los padres a veces olvidan que ellos son el centro del mundo de sus hijos pequeños. Dedique entre 30 minutos y una hora a concentrarse en divertirse con su hijo. Además, asegúrese de etiquetar el tiempo que pasa con ellos. Por ejemplo, si el nombre de su hijo es Beau, anuncie verbalmente: "¡Es hora de Beau!". Esto les permite saber que este es un período de diversión y atención total. Dales control sobre los juegos que juegas o los libros que lees. Elimina las distracciones y prioriza sus necesidades.

Dales oportunidades para que se sientan valiosos

Los niños quieren que los necesiten. Todos lo hacemos. Otra gran táctica para prevenir las crisis de los niños pequeños es asignarles tareas y decisiones a lo largo del día. Pídales que lo ayuden a traer la compra, tirar las cosas a la basura, limpiar los platos después de la cena y lavar la ropa sucia. Permítales decidir ciertos platos para la cena y que su trabajo sea alimentar al perro. Esto no sólo los hace sentir importantes, sino que también les enseña responsabilidad.

Rabieta versus crisis: ¿Cuál es la diferencia?

Muchos padres usan las palabras crisis y rabieta indistintamente, pero estos términos tienen definiciones muy diferentes. Una rabieta es un arrebato que surge cuando un niño se siente frustrado o enojado porque no le gusta el resultado de una situación. Estos episodios suelen implicar pisotones, gritos, agitaciones de brazos y piernas, patadas e incluso lanzamiento de objetos.

Son más comunes entre niños de entre uno y tres años (con un pico entre los dos y tres años) y normalmente desaparecen poco después del cuarto cumpleaños del niño. Por el contrario, las crisis pueden ocurrir entre los 100 años de edad. Son una respuesta emocional a sentirse abrumado, sorprendido, cansado, hambriento, temeroso o dolorido. La sobreestimulación (una sobrecarga sensorial) también puede desencadenar estos episodios. Estos también pueden provocar episodios de mala conducta, como empujar y patear, así como llanto y gritos.

Las crisis y las rabietas son normales

¿Por qué ocurren las rabietas y las crisis nerviosas? Durante la etapa infantil, su hijo no sabe cómo reconocer o articular adecuadamente lo que está mal. Esta es una parte normal del desarrollo de un niño y gradualmente disminuirán a medida que su hijo comience a comprenderse mejor a sí mismo y a la forma en que funciona el mundo.

Durante estos momentos de angustia, es sumamente importante que los padres mantengan la calma. Esta puede ser una tarea difícil, pero intenta respirar profundamente y contar hasta cinco antes de responder. Además, recuerda que todo padre ha lidiado con este tema en algún momento de su rol de mamá o papá. Lo que esto significa es que su atención debe centrarse en su niño pequeño y no en los demás. Dejemos que los espectadores miren y juzguen. Estarán allí algún día.

Cuanto más te obsesiones con otras cosas, más se intensificará el colapso. Prioriza a tu bebé y sus emociones. Ten empatía y sé paciente. Además, no te olvides de tus otros hijos. Coloque al bebé en su cuna o trona. Pídeles a tus hijos mayores que vayan a ver su programa favorito en la otra habitación cuando estén en casa o que piensen en las cosas que te quedan para cenar mientras estás en el pasillo de frutas y verduras del supermercado.

Qué no hacer durante una rabieta

Lo último que hay que recordar cuando se produce una rabieta en un niño pequeño es nunca ceder ante la rabieta. Esto solo le enseña a su hijo que puede actuar para salirse con la suya. El soborno tampoco es la respuesta. Los padres tampoco deberían ignorar el comportamiento. Quiere que su niño pequeño aprenda a reconocer sus sentimientos y comprenda que hay mejores maneras de afrontarlos que tener una crisis nerviosa. Lo más importante es que, a medida que aprendan a controlar mejor sus emociones y a calmarse en estos momentos de ira y decepción, ¡felicítelos! El refuerzo positivo es una forma eficaz de desarrollar mejores comportamientos y ayudar a disminuir las crisis infantiles.

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